Hacia el Lecho del Alba
 
¡Qué 
tristes nos sentimos alma mía!
¡Cómo 
nos hiere el árbol en el llano!
la 
raquítica milpa
y los hombres llorando
maldiciendo la vida.
Pero al surgir el sol
sobre la cumbre
la tristeza se olvida
y diáfana y radiante
ante la espléndida 
alborada vibras.
Quieres llegar de un 
salto
al horizonte
cruzando la neblina
y deshacerte en lluvia 
de colores.
Quieres volar en el 
espacio virgen
con simétricos giros
y salpicar la tierra con diamantes
cual si fuese rocío,
pero las alas que te 
ha dado el cielo
no soportan el peso de 
mi cuerpo
y cristalizarás tus 
ilusiones
hasta que me halle 
muerto.
Desvanecida la fugaz 
euforia
retorna la tristeza y 
los lamentos,
(en tanto el implacable sol
nos quema)
(desde el centro del 
cielo)
Vuelve a herirnos
el sufrimiento ajeno.
 ¡Qué hacemos alma 
mía!
busquemos una sombra
y reposemos.
Acuérdate que somos 
impotentes
frente al hambre del 
pueblo.
Llegando la frescura 
de la noche 
volverán nuestros 
sueños.
Dzunum

Arturo Ramos Martínez
